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AMA SOFIA ANTE TODO Y SOBRE TODOS

Bienvenidos, esclavos
Este es el Blog de AMA SOFIA, a la que obedecerán, respetarán, adorarán y servirán de aquí en más.
Soy la perra loló, su primera y fundamental sirvienta, a quien deben recurrir para cualquier tema relacionado con nuestra Jefa, a la que pueden hallar en gemidos.com.ar, conózcanla y luego entréguense a ella a través de este Grupo.
Jamás podrán decir que se arrepintieron.
Perra loló.

3 comentarios

Laura Analía -

Diosa absoluta, lo digo sin ser lesbioana. Quiero saber si atiende damas

ALDAO -

Ama Mabel salió de la habitación en la que había estado preparándose para iniciar una sesión de adiestramiento de su nuevo esclavo. Se había vestido cuidadosamente, como hacía siempre que introducía a un hombre en el mundo de la dominación femenina. La falda corta de cuero negro y la camisa de seda roja tapaban los regalos que su esclavo le había traído: un sujetador negro de encaje que apretaba sus hermosos pechos bajo la blusa de seda, haciendo que se adivinara su movimiento seductor. También le había traído un liguero negro que lucía bajo un tanga del mismo color, alto y ajustado. El liguero sujetaba unas finas medias de seda negra que envolvían sus piernas, largas y fuertes; podía escucharse el roce del cuero al atravesar andando la habitación. Su atuendo se completaba con unos zapatos de charol negro, con altos tacones. Caminó silenciosamente con ellos sobre la moqueta que cubría el suelo de la habitación, dirigiéndose a su silla favorita.

Frente a la silla la esperaba su nuevo esclavo, Luis. Estaba desnudo, con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda por un par de medias. Permanecía tumbado sobre su espalda, con la cabeza centrada a la altura de la silla. Tenía la boca unas bragas usadas por su Ama el día anterior. Ella se sonrió al recordar cómo había frotado las bragas sobre su húmedo coño, impregnándolas de su jugo vaginal antes de introducirlas en la boca de su esclavo. Sonrió aún más recordando que Luis comenzó inmediatamente a sorber con ansia el jugo de las bragas. “Bien”, se dijo, “antes de que acabe la noche conocerás el sabor de cada rincón de mi cuerpo y de algo más”.

Ama Mabel tomó asiento en su silla, como si ésta fuera un trono. Miró hacia abajo: la cara de su esclavo sudaba por el esfuerzo de buscar una posición cómoda. Cruzó lentamente las piernas y dejó que uno de su tacones quedara lánguidamente colgando de los de dos de su pie.

-Bien, Luis, ¿estás listo para comenzar tu adiestramiento como el nuevo esclavo y juguete de tu Ama? -le respondió un sonido ahogado desde la amordazada boca de Luis.

-Me parece que primero tengo que quitarte la mordaza. Pero recuerda: sólo hablarás cuando te lo ordene. A partir de ahora obedecerás todas mis órdenes. ¿Lo has entendido, esclavo?

El hombre atado a sus pies asintió enérgicamente con la cabeza. Ama Mabel retiró la mordaza y casi se echó a reír al comprobar que la braga estaba completamente seca.

-Espero que te haya gustado el sabor porque pronto probarás muchos más, todos ellos del cuerpo de tu Ama. Pero empecemos con mi diversión. Quiero que escuches atentamente lo que voy a decirte. No profieras el menor sonido o tendré que usar mi fusta sobre tus partes más sensibles; yo disfrutaría con tu dolor, pero tú no, ¿lo entiendes?

De nuevo el esclavo indicó con un claro movimiento de cabeza que había comprendido.

-Bien, te diré cómo vamos a empezar. Quiero que mantengas la boca entreabierta. No tratarás de besar lo que te ponga delante salvo que yo te lo ordene. Te dejaré con la venda puesta para que aprendas a reconocer el olor y el sabor de tu Ama del cualquier otra mujer. Comencemos.

Mientras hablaba, Ama Mabel sorprendió a su esclavo dejando caer sobre su cara el zapato que colgaba de su pie. Descruzó las piernas y comenzó a acariciarle la cara con los pies envueltos en seda, frotando despacio todo su rostro. A continuación presionó suavemente con los dedos del pie los labios de Luis.

Pudo ver en su cara el deseo de lamer el pie y la lucha por obedecer la orden de no intentar besarlo. Para asegurarse de que le había entendido, Ama Mabel levantó su otro pie, calzado, y colocó la punta del tacón sobre uno de los pezones de su esclavo. Fue aumentando poco a poco la presión del tacón y el esclavo emitió un leve gemido, aunque no dijo nada. Ama Mabel se complacía mirando cómo su pie envuelto en la media frotaba la los labios de su esclavo mientras con el tacón del otro torturaba el pezón, que había comenzado a crecer. También comenzó a crecer y a endurecerse la desnuda polla del esclavo, hasta quedar completamente erecta. La vista de la que disfrutaba Ama Mabel hizo que también sus pezones se pusieran erectos bajo el sujetador y que su coño comenzara a humedecerse. En ese momento ya sabía que poco después tomaría con sus manos el rostro del esclavo y lo colocaría sobre su ardiente tesoro para calmar su excitación. Pero de momento sus pies necesitaban atención.

-A ver, esclavo basura, quiero que saque la lengua para que refresque mi pie con ella. -Luis obedeció inmediatamente y poco después Ama Mabel disfrutaba de la sensación de una húmeda lengua lamiendo la planta de su pie. Continuó con el resto del pie y finalmente introdujo los dedos de su pie en la boca de su esclavo.

-Chúpame los dedos hasta que queden completamente limpios, ¿Te gusta el tacto de la seda sobre tu lengua? No hace falta que respondas, ya veo cómo tienes la polla. ¿Eso que veo en la punta es una gota de semen? Bueno, espero que ni se te ocurra correrte.

Ama Mabel reitiró el pie de la boca de su esclavo y comenzó a frotar con él el tembloroso y húmedo glande. Casi soltó una carcajada al ver cómo la polla se agitaba, convulsa, al tacto de su pie. Cuando terminó de secarla, ordenó:

-Abre la boca y limpia mis dedos de tu sucio jugo. Eso, esclavo, que queden bien limpios. Y vete acostumbrando al sabor de tu propio semen. Voy a jugar contigo a mi placer y cuando desee permitir que te corras lo tendrás que lamer. Veo que te gusta adorar los pies de tu Diosa. Son dos, así que puedes comenzar con el otro.

Ama Mabel dejó caer el otro zapato y puso el pie sobre el rostro de su esclavo. Luego le introdujo los dedos en la boca y comenzó a meterlos y sacarlos lentamente, como si le estuviera follando la boca con su pie. De nuevo notó que se le humedecía el coño.

-Esclavo, no sabes hasta qué punto pienso hacer que tu boca sea un instrumento para el placer de tu Ama. Pronto usaré tu lengua para otros fines. Espero que te guste el sabor de un coño caliente, porque vas a probarlo hasta saciarte. En realidad, no me importa nada si te gusta o no. Estás aquí para servirme y complacerme. Tu cuerpo me pertenece. No lo olvides, cerdo.

PARTE DOS.

Ama Mabel decidió moverse. Su coño ardiente goteaba. Era hora de que su esclavo le diera placer, y más le valía hacerlo bien. Sacó el pie de su boca y miró fijamente a su indefenso esclavo atado en el suelo. La sensación de poder la hizo sonreír. Había llegado el momento.

-Ponte de rodillas frente a tu Diosa, basura.

Se rió viendo los ridículos movimientos que el esclavo tuvo que hacer para incorporarse y arrodillarse. No era fácil hacerlo con los brazos atados a la espalda. Finalmente se colocó sumisamente ante ella. Ella se inclinó hacia él y le quitó la venda de los ojos para excitarle y torturarle mejor. Luis pestañeó varias veces y finalmente miró asombrado a su Ama, sentada majestuosamente frente a él. Ama Mabel cruzó las piernas con mucha lentitud. Quería asegurarse de que su esclavo contemplara detenidamente en toda su longitud sus bellas piernas envueltas en medias de seda, hasta llegar la banda oscura de la que pendían las pinzas del liguero.

-Ahora quiero que empieces a besar mis piernas subiendo muy lentamente. Empieza por los dedos de los pies.

Extendió su pie con elegancia y casi se corrió al sentir el calor de los suaves besos de su esclavo. Tenía que admitir que el adiestramiento de Luir estaba resultando bastante bien hasta el momento. Miró fijamente cómo los labios de Luis subían muy despacio por su pierna- el tobillo, la pantorrilla, la rodilla, llegando finalmente a la cálida suavidad de los muslos.

-¡Párate ahí!

-Luis levantó la cabeza con gesto de decepción. Su polla estaba aún más dura que al comenzar. Permaneció quieto de rodillas, esperando la siguiente orden. Ama Mabel volvió a cruzar las piernas muy lentamente, asegurándose de que la vista fuera ahora más reveladora.

-Ahora haz lo mismo con la otra pierna, pero aún más despacio. Quiero sentir cómo tu lengua acaricia mis medias en cada uno de tus besos. No me falles, esclavo, o conocerás la dulce caricia de mi fusta.

-Luis obedeció, ascendiendo muy despacio a lo largo de la preciosa pierna de su Diosa. Se aseguró de en cada beso la punta de su lengua la acariciara ligera y amorosamente. Finalmente sus labios se deslizaron de nuevo por la suave piel del muslo. Ahora su Ama no lo detuvo; así que siguió su lento camino hacia arriba. Pronto llegó al filo de la falda de cuero, que había quedado aún más corta al cruzar las piernas. Al besar más arriba, notó cómo se aceleraba la respiración de Mabel. Pronto pudo aspirar el perfume de su coño, que ya estaba completamente mojado. ¿Qué ocurriría ahora?

Lo que ocurrió fue que Ama Mabel le agarró por el pelo y le obligó a separar la cabeza de su muslo. Le empujó con tal fuerza que casi lo derribó, pero se las arregló para evitar caerse. Miró anhelante la hermosa figura de la Diosa sentada frente a él. Ama Mabel le permitió una generosa visión de sus fantásticas piernas. Una vez más sintió oleadas de sangre llenando su polla, que ahora estaba ya dura como una piedra.

-Siento interrumpir tu tarea, esclavo, pero veo que tienes la polla a punto de explotar. Así que ha llegado el momento de usar uno de mis juguetes favoritos.

Ama Mabel tomó un objeto de la mesa que estaba a su lado. Al ver de qué se trataba, Luis comenzó a sudar. Lo que la Ama tenía en la mano era un restrictor de la polla con un artilugio para estirar y separar los huevos. Mabel se inclinó permitiendo a su esclavo contemplar brevemente sus hermosos pechos y le cogió por la polla. Al contacto de la mano de su Ama con la polla Luis casi se corrió, tal era su grado de excitación. Mabel rápidamente colocó el restrictor alrededor de la base de la polla, asegurándose de que quedara dolorosamente apretado. El gemido agónico que soltó el esclavo aumentó su sensación de poder. A continuación Mabel tiró de los huevos hacia abajo para colocar el estirador.

En ese momento estaban tan hinchados que parecían dos ciruelas. Después Mabel abrochó la correa para que los huevos quedaran bien separados. El esclavo casi dejó escapar un grito de dolor y Ama Mabel notó otra oleada de excitación. Tras asegurarse de que su esclavo no podría correrse sin su permiso, la Ama decidió que ya era hora de obtener su propio placer. Sabía que él haría cualquier cosa que ella le ordenara, y estaba dispuesta a disfrutar de ello al máximo.

Volvió a sentarse en la silla con las piernas cruzadas y dio su primera orden:

-Ahora, esclavito, quiero que con la boca cojas mi zapato por el tacón y lo pongas sobre tu cara. Y no me digas que tienes las manos atadas, que ya lo sé, ¿a qué esperas?

Luis hizo lo que su Ama le ordenaba. No sin dificultad, logró colocar el zapato en la posición correcta. Afortunadamente, había elegido el zapato que correspondía al pie más próximo a su cara. Sujetó firmemente el tacón con su boca mientras su Ama se calzaba el zapato. Al presionar con el pie el tacón se introdujo aún más. Finalmente el pie encajó por completo en el zapato. Ama Mabel comenzó entonces a meter y sacar lentamente el tacón de su boca, como si la estuviera follando.

-Bien, esclavo, veo que aprendes deprisa. Acostúmbrate a esa sensación porque mi amiga Natalie va a llegar más tarde con su consolador favorito, y te lo vas a tragar unas cuantas veces. Ahora pon el otro zapato sobre tu cara para que me lo calce.

El esclavo se las arregló para colocar el otro zapato sobre su rostro, ahora con algo menos de dificultad. De nuevo ella fornicó lentamente su boca con el afilado tacón. Finalmente, Ama Mabel se aburrió del juego y decidió dar un nuevo paso en la dominación de aquel macho estúpido. Sacó el tacón de su boca y se puso de pie. Era alta, pero erguida sobre sus tacones parecía una orgullosa torre frente al esclavo arrodillado. Miró desde su alta majestad la cara sudorosa del esclavo y se giró para ofrecerle una generosa vista de su trasero. Comenzó a subirse despacio la falda de cuero. Podía imaginarse lo que se iba revelando a los ojos de su esclavo. Primero vería, en toda su longitud, las bellas piernas envueltas en seda. Luego el liguero, seguido de la suave y jugosa piel desnuda de la parte alta de los muslos. Un poco más arriba aparecerían las carnosas nalgas, asomando por debajo de la pequeñísima braguita que él mismo le había regalado y que dejaba casi todo a la vista. Mira cómo está esa polla, más dura que nunca -pensó-, espero que esté sufriendo de verdad. Ama Mabel descendió poco a poco y sus nalgas se posaron sobre el rostro del esclavo. Presionando ligeramente, le dio una nueva orden:

-Ahora, pequeño esclavo mío, vamos a ver si sabes besar y chupar un culo. Quiero sentir tus labios y tu lengua besando y lamiendo cada centímetro de mi culo. Empieza.

Casi al instante notó el contacto de los labios sobre el la parte inferior de sus nalgas. Suspiró de placer mientras él primero besaba y acariciaba la piel con la punta de la lengua y luego la recorría de nuevo con toda la lengua. Se aproximaba poco a poco al centro de su ano. Aún estaba apenas cubierto por una tira de seda de su braguita, pero el orificio anal comenzó a temblar, anticipando el placer que iba a recibir.

PARTE TRES.

¡Para! Esclavo, antes de seguir quítame la braga. Tienes las manos atadas, así que quiero ver cómo te las arreglas. No voy a permitir que las rompas o las estropees, me gustan tus regalos. Adelante, no me hagas esperar.

Ella sabía que sólo había una forma posible de intentar quitarle las bragas. Aun así, sintió un intenso placer al notar primero sus labios y luego sus dientes tratando de tirar hacia debajo de la delicada prenda. Para que no le resultara tan sencillo, ella abrió las piernas un poco más. Sonrió al ver cómo la boca del esclavo hacía bajar la braguita a lo largo de las piernas. Cada pequeño mordisco de él iba acompañado de suspiros y de nuevos contactos de los labios sobre su piel. Lo que ella sentía eran verdaderas sacudidas de placer, el puro placer de dominar por completo a aquel ser entregado a ella. Su coño estaba completamente empapado por la lujuria que le producía aquella situación. Finalmente sintió que la braguita había caído hasta sus pies y, sin necesidad de mirar, supo que ahí estaba su esclavo, de rodillas, con la nariz pegada a la prenda interior de su Ama, tratando de respirar hasta la última gota de su aroma.

-Quita la nariz de mi braga, esclavo, o te voy a azotar el culo hasta que no puedas sentarte en un mes. Ahora voy a levantar los pies para dejar la braguita en el suelo. Si te comportas como un buen esclavo, es posible que te permita pasar la noche con ella en la boca. Así la limpiarás y soñaras con el olor de mi coño.

Buen sumiso, pensó mientras se quitaba definitivamente la braga. No lo está haciendo mal. Pero ahora me toca disfrutar.

-Fíjate bien en lo que voy a hacer, esclavo, para que sepas cómo quiero que empieces a darme placer. Aunque a lo largo de la noche exigiré mucho más de ti.

Ama Mabel se agachó de nuevo, abriéndose con las manos sus gloriosas nalgas. Ahora el ano quedó muy cerca de los ojos del esclavo. El rosado orificio casi se estremecía anticipando lo que iba a ocurrir.

-Miralo bien, esclavito Mira mi culo completamente abierto ante ti. ¿Puedes ver también la parte de debajo de mi coño húmedo? Claro que puedes. Se te hace la boca agua, ¿verdad? Pero antes de que puedas aproximarte a mi coño te tendrás que ganar ese privilegio. Ahora quiero que tu lengua bañe todo mi culo a lo largo de la raja, desde la punta de abajo del coño hasta la parte superior del trasero. Lo vas a hacer muy despacio; primero con la punta de la lengua y luego con toda ella. ¿entiendes mis deseos? Espero que sí, porque tengo la fusta aquí, a mi lado. Y si la uso sobre tí, te aseguro que no te va a gustar. Ahora quiero ver tu miserable cara hundida en mi culo. ¡Ahora!

El esclavo Luis, ansiosamente, se impulsó hacia delante y metió su cara entre las nalgas de su Ama, tan a fondo como pudo. Para aumentar su placer, Mabel abrió aún más las nalgas con sus manos.

Cuando comenzó a sentir el calor del rostro de su esclavo que pasaba sus labios por toda la parte interior del culo, ella soltó las nalgas para dejar su rostro atrapado entre ellas. Luego le agarró por la cabeza y la presionó al máximo contra su cuerpo. Fue en ese momento cuando Luis comenzó a obedecer sin ninguna restricción. Mabel sintió primero la punta de la lengua en la base del coño y luego una serie de suaves besos y lamidas que subían a lo largo de su ano. Al llegar al rosado orificio, Luis lo rodeó con sus labios y luego colocó la lengua en el mismo centro.

Mabel sentía un placer indescriptible, pero el esclavo no estaba haciendo exactamente lo que ella le había ordenado. Cogió la fusta con la mano derecha y con un rápido movimiento castigó la espalda de su esclavo. Después vinieron cinco fustazos más. El esclavo gritó de dolor sin separar el rostro del ano de su Ama. Para ella esto era mejor que un vibrador. Aplicó otros cinco fustazos simplemente por el placer de hacerlo. Los quejidos del esclavo, aprisionado entre las nalgas, casi la hicieron correrse. ¡Qué placentero era el dolor de su sumiso!

-Ahora, estúpido, sigue trabajando en la forma en que te he ordenado hacerlo. Quiero sentir que tu lengua baña mi ano hasta dejarlo totalmente limpio. No trates de eludir mis órdenes. No te preocupes, podrás saborear mi orificio, pero eso será cuando yo quiera. Ahora chupa todo mi ano, de arriba abajo, limpialo por completo o volverás a sentir la fusta.

Esta vez Luis hizo lo que se le ordenaba. Su lengua, caliente y húmeda, recorrió una y otra vez el ano de su Ama. Ella comenzó a ronronear de placer mientras él acariciaba con la lengua la punta inferior del coño y luego ascendía a lo largo de la parte interior del culo hasta la espalda. Ella estaba cerca del #######, pero trataba de retrasarlo. Todavía no, se decía, todavía no. Un poco más y le haré tragarse todo mi líquido vaginal; sin mencionar otras sorpresas que le reservo. Una cosa es segura -pensó sonriendo-, esta noche mi esclavo no pasará sed.

PARTE QUATRO.

Vale, parece que ya lo has dejado bastante limpio. Ahora voy a relajar mi orificio y quiero sentir tu lengua penetrando en él tan profundamente como puedas. Por si no lo entiendes: quiero que me folles el culo con tu lengua. Quiero que tus labios rodeen mi orificio por completo y que lo lamas con delicadeza. ¿Sabes? Estoy notando que se aproxima un gas, te lo voy a regalar y no deseo que te pierdas nada. Estoy segura de que estarás feliz de aspirar y tragar todo lo que te dé. Ahora quiero sentir esa lengua hasta el fondo, entrando y saliendo.

Luis movió la boca hasta que estuvo centrada sobre el dulce orificio del ano de su Ama. Notó cómo ella lo relajaba para permitir la penetración y él puso su lengua rígida, presionando la apertura. Su lengua se deslizó dentro del ano de la Diosa con gran facilidad y con la misma facilidad salió de él para volver a entrar inmediatamente. Dentro y fuera, una y otra vez, hasta que la lengua comenzó a dolerle por la fatiga. De repente, ocurrió…

-Ahora, pequeño, lamedor, ahora. Deja la lengua dentro y envuelve mi orificio con tus labios, Chúpalo, vas a recibir un gran obsequio de tu Ama.

-Oprimió el orificio con los labios y, sacando la lengua del interior, comenzó a lamerlo suavemente. Sintió que el orificio se abría y que su boca se llenaba del gas expelido por la Ama. El sabor y el olor le inundaron, pero antes de que se disiparan ella le obsequió con otro, y otro, y otro más.

-Sí, basura, aspira el aire de tu Ama. Saboréalo. ¿Quién sabe?, a lo major más tarde to doy algo más sustancial. Después de todo me perteneces, y me da pereza tener que moverme para ir al retrete.

Mientras hablaba, Mabel presionaba aún más su culo sobre el rostro del esclavo. Luis tenía tensos todos los músculos de la cara y del cuello, tratando de mantener su lengua en movimiento, dentro y fuera del orificio anal. Ella miró hacia atrás, comprobando que la polla estaba en su máximo grado de erección. Una sonrisa maligna cruzó su rostro al venir a su mente una nueva idea para castigarle. Sin permitirle ver lo que ocurría, movió su pie izquierdo hasta poner la suela del zapato sobre el glande. Eso significaba que el tacón estaba sobre la base de la polla y a escasos centímetros de los huevos, tan hinchados y morados como ciruelas maduras. Ahora, se dijo, veamos cómo reacciona.

Con un ligero desplazamuento, Ama Mabel hizo descansar todo el peso de su cuerpo sobre la polla del esclavo. Primero la suela del zapato oprimió el glande; luego el tacón se clavó en la base, cogiendo también el principio de los huevos. Antes de que él pudiera reaccionar, le obligóa hundir aún más el rostro en su culo. El grito de dolor de Luis retumbó dirtectamente sobre su orificio anal. Ella saboreaba el dolor de él, y sintió una nueva oleada de placer.

Para su sorpresa, ahora la lengua del esclavo se movía dentro y fuera de su ano con más rapidez y energía que antes. Podía sentir la humedad de la lengua mientras él parecía querer introducir toda su cara por el orificio. De nuevo ella notó que estaba a punto de correrse por el intenso placer que sentía; pero no era eso lo que había planeado para esa noche, así que tiró fuertemente de Luis para separarlo de su culo, dejándole tumbado en el suelo. Tras liberar la polla de la presión de su zapato contempló al macho indefenso, jadeante y sudoroso que yacía a sus pies. Sonrió perversamente pensando en los placeres que aún la esperaban

-Se sentó muy despacio en la silla, como lo haría una reina en su trono. Tiró de la falda de cuero hacia arriba hasta ponerla por encima de los bellos y contoneados muslos.

-Incorpórate, esclavo lamedor, y ponte de rodillas. Sigues sin darme satisfacción. Quiero que mires el hermoso cuerpo que tienes ante ti.

-Luis se incorporó con esfuerzo hasta lograr ponerse de rodillas. Su polla, dura como nunca, aún temblaba de dolor. Al contemplar la belleza de su Ama le invadió el deseo de adorarla y complacerla. Como si le leyera el pensamiento, Ama Mabel levantó el pie derecho y colocó la punta del tacón sobre el pezón de su esclavo, comenzando a presionar. El hizo un gesto de dolor que fue suficiente para que ella volviera a excitarse. Colocó la otra pierna por encima del brazo de la silla. Puesto que no llevaba bragas y se había subido por completo la falda, ahora el bello coño, rosado y húmedo, se exponía completamente ante los ojos de su esclavo.

¿Te gusta lo que ves, Luis? Sí, ya veo que te gusta. Veo que tu polla quiere salir de su encierro y que babeas de excitación. Me pregunto si te has ganado el privilegio de adorar mi coño. Fíjate en las gotas de fluido vaginal que humedecen mi vello vaginal, justo al lado de los labios. Quizá, sólo quizá, te permita mojar tu boca en ellos.

¿Sabes? -continuó ella-, tengo un método delicioso y perverso para atormentarte un poco más. Fíjate atentamente en lo que voy a hacer.

Ama Mabel pasó un dedo por el empapado vello púbico y lo impregnó de fluido vaginal. Luego llevó el dedo a la parte más alta de sus medias, a la altura de los muslos. Deslizando el dedo hacia arriba, trazó un rastro de líquido desde el muslo hasta el coño. Sonriendo, dio su siguiente orden:

-Ya has visto lo que he hecho. Ahora quiero que vengas y coloques tu nariz muy cerca del rastro de mi líquido. Pero no lo tocarás. Limítate a aspirar profundamente y a disfrutar del aroma de tu Diosa.

Luis obedeció, aunque no era fácil. Con las manos aún atadas a la espalda se arriesgaba a perder el equilibrio, lo que le haría tocar la piel de su Ama: exactamente lo que se le había prohibido hacer. Pero se las arregló para evitar caerse y pudo mover su nariz pegada a lo largo del muslo sin llegar a tocarlo. Cuanto más cerca sentía la respiración de él, más se excitaba ella y más fuerte se hacía el olor de su fluido.

-¡Para! Para ahora mismo. Ahora vuelve a donde empezaste, recorre de nuevo el camino de mi muslo, pero esta vez quiero sentir el tacto de tu lengua lamiendo mis preciosos jugos. Ya sé que mi tacón sigue torturando tu pezón, pero es que justamente lo que gusta es disfrutar de tu dolor. Ahora haz lo que te he dicho o prepárate para mi fusta.

Luis cumplió la orden: con leves toques de su lengua fue lamiendo el líquido de su muslo. Fue subiendo poco a poco hasta que prácticamente llegó al húmedo coño. El embriagador aroma de aquel órgano excitado era más de lo que podía resistir. Ojala sus manos no estuvieran atadas….ójala Ama Mabel lo usara para su placer…

Algo parecido pensó ella. Decidió que ya era hora de satisfacerse, no sólo de excitarse. Así que tomo entre sus manos la cabeza de su esclavo y la metió entre sus muslos, apretándola sobre el coño caliente y húmedo. A la vez retiró el pie del pezón de Luis y la otra pierna del brazo de la silla, apoyando ambas sobre la espalda del esclavo, donde comenzaron a clavarse dolorosamente los tacones.

Manteniendo la cabeza de Luis atrapada entre sus muslos y sujetándola contra su coño, con los tacones clavados en su espalda, sintió que tenía el control absoluto de aquel gusano. Si quisiera, podría asfixiarlo. Pero no era eso lo que se proponía hacer. Lo que ella deseaba era correrse una y otra vez. Este esclavo había demostrado ser un buen lamedor, probablemente lograría llevarla al éxtasis y hacer que ella eyaculara en su rostro.

Ama Mabel comenzó a frotar su coño, arriba y abajo, sobre la cara del esclavo. Le mantenía la cabeza firmemente sujeta con las manos y los muslos, arañándole a la vez el cuello con sus largas uñas. Por supuesto, los tacones seguían clavados en la espalda. Cada vez que subía y bajaba el coño, sentía el roce de la punta de la nariz del esclavo en su clítoris. Su cuerpo se inundó de placer y de sensación de poder.

El esclavo comenzó a lamer coño. Primero le permitió que chupara los labios exteriores y que chupara las gotas de fluido de su vello vaginal. Luego él comenzó a pasar toda la lengua, desde el extremo inferior hasta arriba, una y otra vez. Mabel se estremeció de placer, pero sabía que tenía que mantener el control de la situación. Apretando aún más la cabeza del esclavo, le ordenó:

-Bien, esclavo lamedor, estás complaciendo a tu Ama. Ahora quiero que pegues la boca totalmente alrededor de mi coño y que metas la lengua hasta el fondo, tan dentro como te llegue. Lámeme y límpiame. Tienes una buena lengua, se ve que tienes experiencia en lamer coños. Ahora mueve tu lengua en mi interior. Así, lo haces bien. Muy bien, esclavo, pero ahora chúpame el clitoris con suavidad, envuélvelo en tus labios, acarícialo con la punta de la lengua…Sí, sí, siento venir mis jugos, quiero que te los bebas, no desperdicies ni una gota…¡Chúpame el clítoris, esclavo! Ahora mete y saca la lengua, ya hora vuelve al clítoris….SI, SI, Sigue, sigue más…tu Diosa está a punto…Ahora…AAAAAAAAAAAAAAAH.

Luis había encontrado el punto G de su Ama. Gritando de placer, ella eyaculó en su boca. El comenzó a tragar todo aquel líquido. Ella no separaba su coño de la boca, frotándose para prolongar el placer. Cuando el climax fue llegando a su final, cogió de nuevo la fusta y le dio diez fustazos en las nalgas, sintiendo sus quejidos de dolor en el coño aún sensibilizado tras el #######. Mabel disfrutaba tanto del dolor de su esclavo que le dio diez fustazos más para recrearse en la situación.

¿Qué te pasa, basurilla, te molesta un poquito de dolor? ¿No aprecias el placer de tu Ama? Después de todo, para eso estás aquí, para darme placer, y haré contigo lo que se me antoje. Quieres que disfrute con tu sumisión, ¿verdad?. Deberías estar orgulloso por haberme complacido, muchos esclavos mejores que tú no lo han conseguido. Estoy satisfecha, así que ahora quiero que me dejes el coño completamente limpio con la lengua. Comienza a limpiar, y hazlo con suma delicadeza.

El esclavo Luis, con la cabeza aún atrapada entre los muslos de su Ama, comenzó a limpiar cuidadosamente el coño, casi como si fuera un gatito limpiándose a sí mismo. Los suaves toques de la punta y los lamidos con toda la superficie de la lengua la hicieron ronronear de placer.

Cuando consideró que estaba suficientemente limpia, liberó su cara y la empujó hacia atrás. Se quedó mirando aquel rostro empapado en jugos vaginales. Era la pura imagen de la entrega y la sumisión. Mabel tomó de la mesa una pequeña toalla y limpió con ternura la cara de su esclavo. Los ojos de Luis mostraron su sorpresa ante ese gesto cariñoso después del castigo que había sufrido. No imaginaba que era el preludio de su humillación definitiva.

-Supongo que ahora te encuentras mejor, esclavito. Apuesto a que estás sediento después de todo lo que te ha pasado. No puedo permitirlo.

Ama Mabel se puso de pie junto al postrado esclavo. Ahora iba a completar su adiestramiento, al menos por esa noche. Aunque si Ama Natalie se presentaba, como había anunciado, la diversión continuaría.

-Esclavo, quiero que vuelvas a envolver mi coño con tus labios. Así, exactamente. Ahora mete la lengua tan dentro como puedas, pero quiero que con la punta busques una pequeña apertura, una apertura muy especial que te espera. ¡Ahí está! Ahora tócala con la punta de la lengua. Dios, qué gusto. Mantén la boca pegada y espera.

Ama Mabel se aseguró de que la boca envolvía por completo su coño. Comenzó de nuevo a arañarle la nuca y el cuello y relajó los músculos de la vejiga, permitiendo a Luis saborear las primeras gotas de su cálido néctar. Lo había retenido durante varias horas y tenía una gran cantidad reservada para su esclavo.

-Sí, esclavo, sé que estás sediento y tengo suficiente lluvia para que te sacies. Ahora, además de ser mi esclavo lamedor de culos y chupador de coños, serás mi retrete siempre que quiera usarte. Prepárate para tragas deprisa, porque tengo mucho que entregarte y no quiero que derrames ni una gota. Bebe, esclavo, bebe la lluvia caliente de tu Ama…Así… trágatelo todo. ¿ Verdad que eres feliz sirviendo a tu Ama de esta manera? Aquí tienes más, bebe y traga mi pis. Recuerda que a partir de este momento tú serás mi retrete. Ahora lame mi coño hasta que quede seco. No pienso volver a usar papel higiénico, me limpiaré con tu lengua. Además, te prestaré a mis amigas para que también te usen. ¿Por qué sentarse en un inodoro frío e incómodo teniendo la cálida cara de un esclavo para hacer tus necesidades y para limpiarte después? Acaba ya, basura.

-Ama Natalie está a punto de llegar -siguió hablando-. Creo que además de usarte como su retrete, quiere que seas su putita. Me dijiste que tu culo estaba virgen, ¿recuerdas? Bueno, no creo que siga estándolo mucho tiempo más. A mi amiga Natalie le encanta follar a sus esclavos, y te advierto que no lo hace con delicadeza. Te recomiendo que la complazcas en el menor de sus caprichos. Si está contenta contigo, a lo mejor acepta usar algo para lubricar tu culo antes de penetrarlo con su gran polla de plástico. Estoy impaciente por oír tus gritos cuando te viole. Pero si gritas mucho tendré que taparte la boca, y lo haré con mi coño o con el orificio de mi ano. Ahora descansa un poco. Avísame cuando llegue Natalie. Recuerda que, aunque yo soy tu propietaria, a ella la obedecerás y la adorarás igual que a mí. Y es inútil que le ruegues que te permita correrte: jugará con tu polla a su capricho, pero sabe que tus ######## son de mi exclusiva propiedad. Ahora te permito que digas lo que desees durante treinta segundos.

Luis habló deprisa, casi susurrando:

-Gracias por todos los regalos que me has hecho esta tarde, mi Ama. Merecía el castigo que me has aplicado y te agradezco tu clemencia. Soy muy feliz por decirme que a partir de ahora me poseerás a tu antojo. Seré tuyo mientras tú lo quieras.

sandra -

GRANDIOSA... SUEÑO CON UNA AMA ASI